EBRIO ANTE LA LUNA DE LA MONTAÑA
Juan Cristóbal Pérez Paredes
El título de este puñado de textos es, en realidad, un verso de Li Po. Tal osadía supone un acto de profunda humildad y, al mismo tiempo, gran soberbia. Por lo primero, confieso mi deuda con los viejos poetas chinos y japoneses, a los que solo conozco a través de las magníficas traducciones de tantos y tantos entusiastas de aquellos maestros. Visité sus páginas como Matsuo Bashō visitó, en el siglo XVII, los impresionantes paisajes de Japón. Por lo segundo, sé que colocar un verso de Li Po frente a mis textos anuncia, desde ya, un fracaso inmi- nente. Así pues, escribo desde la tradición, y en ella quedaré desvanecido.
En todo caso, el verso resume bien los motivos principales del libro: la ebriedad, la naturaleza. A ellos, como súbitas re- verberaciones, acuden otros: la amistad, la guerra, el desamor y la melancolía. No hay nada en el libro que me pertenezca, nada. Sin embargo, no hay nada en él que no sea efecto de la más exaltada comunión.
Aquí una muestra de lo que encontrarás en él:
INFIDELIDAD
Mis amigos vienen a visitarme:
una bandada de pájaros. Hoy bebo el
rocío de la mañana, y un poco de syou-chû.
Ellos vienen porque soy un árbol viejo
un árbol que se marchita.
Mi mujer está a punto de partir:
un campesino de Dangtu robó su corazón.
El licor correrá igual que el caudal del río
Yangtsé
y las horas de los días serán vasos que
derramaré en mi garganta sedienta.
Sentado afuera de la cabaña
aguardo la salida del sol entre las nubes.
WANG WEI
Ascienden a la cima de la montaña
los sonidos extraviados del valle;
son mariposas casi transparentes
las voces de los sauces.
CELEBRACIÓN DEL VINO
¡Amo el sabor del vino en los labios
de las doncellas!
Vivo para contemplar el amanecer
y escuchar el trino de los pájaros
pero si estoy borracho, como ahora
el amanecer se convierte en un pájaro
con grandes alas rojas
y los pájaros lanzan destellos
que anuncian el día a los pueblos.
¡Amo la frescura del vino en mi paladar!
Creo que los campos de trigo y las
cascadas de agua limpia son espléndidos
pero si he bebido en exceso
llegan hasta mí el eco de la cascada
Fukuroda y el vago recuerdo de las
campesinas de mi país.
¡Celebro al vino, y lo canto
en la hora más difícil de mi exilio!
© Juan Cristóbal Pérez Paredes. 2022
© Medusa Editores. 2022