MI CASA VACÍA

Erwin Limón


Mi casa vacía es una exploración del lugar del hombre en el universo, de su calidad de puente entre una y otra generación humana, de su conexión con una divinidad a ratos tan sufriente como sus criaturas, a ratos tan vacía como ellos mismos. Del padre al hijo, y de este a sus propios hijos, se plantea una pregunta esencial: ¿Qué es el Hombre?


Aquí una muestra de lo que encontrarás en él:

III


Hace tiempo ya

que Dios dejó de sentarse

a mi mesa.

Desde entonces perdí

el camino de los justos,

cerré la puerta por dentro

y esperé el juicio.

Pero tú, una y otra vez

mueres y te levantas, 

como si no te importara

que yo soy carne y sangre

y que el mundo es solo esto:

una pequeña habitación 

donde te espero

con el pan sobre la mesa.

Aquí sigue. 

Lo he visto

en el trazo perfecto 

que dibujan las hormigas

en la cocina.

Y su voz me nombra 

desde la ventana más pequeña.

Luego le pregunto

si está triste  

por sus heridas y su sangre.

Entonces

puedo escuchar sus pasos 

más allá del campo

que colinda con mi casa.

Se ha ido.




IV


El polvo se deshace 

en papalotes de colores 

entretejidos con los granos de luz 

que filtra la ventana. 

Se proyecta un brillo,

una luz recta que se estrella en el suelo. 

El viento mueve la cortina. 

Amanece.

 

Yo, igual que hace diez años, 

o quizá siglos,

tal vez ayer mismo.

Mis ojos verán

igual que entonces

tu belleza de todos los tiempos, 

inmóvil, 

como si un mago

te hubiese contenido 

en una lámpara frágil: 

estas, mis manos torpes.


Te verán a ti, recostada 

esperando la lejanía de los sueños,

cerca del pecho mismo en que nacemos.

Como si esa luz de la ventana

fuera tu vestido

y tu piel transparente 

se perdiera entre las sábanas.




V


Has dejado caer tus hojas.

Solas volverán al polvo

y solas encontrarán la tierra

que tú les prometiste.

Ahí yacen, suspendidas, 

y no vuelves.

Solo se escucha el mar

labrando tus ramas.


Deja que me acueste bajo tu sombra,

que el río moje mis pies 

y su corriente bañe mi cuerpo,

deja que mis manos aruñen tu savia.

Déjame aquí,

antes que la noche y el viento sean uno

y las polillas intenten su único vuelo.




© Erwin Limón, 2022

© Medusa Editores. 2022

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