TENGO VINO, LUNA Y FLORES

Édgar Trevizo


Una buena traducción de poesía china, más allá de satisfacer o no el mandato de la fidelidad, es aquella que logra conservar un sentido de escrupulosa fluidez. “Mantener el sabor del original”, solía decir un amigo practicante de Tao. Para ello, el traductor debe ser también un poeta, afinar el oído y templar el corazón, de manera que sigamos creyendo que el poema es en China un don de la vacuidad y no una conquista del genio. 

Al leer esta antología organizada y traducida por Édgar Trevizo, sobre todo los poemas más conocidos de Su Tung P’o, Wang Wei o Li Po, que son las que más fácilmente pueden compararse con otras traducciones, reconocí el pulso libre, la caligrafía continua y casi involuntaria de una mano gene­rosa y sensible, pero presentí además una ardua y dedicada orfebrería, un saber hacer que ha sabido mantenerse en secreto. 

CHRISTIAN KENT



Aquí una muestra de lo que encontrarás en él:

ANÓNIMO

NUESTRA PEQUEÑA HERMANA ESTÁ PREOCUPADA 

 

Nuestra pequeña hermana está preocupada.

¿Cuánto más ha de esperar

para poder casarse?

Ella ha visto, con frecuencia, cómo el viento

hace caer las flores del ciruelo.

Nunca lo ha visto devolverlas a la rama.



CHAO LUAN-LUAN

BOCA DE SÁNDALO ROJO

 

Minúsculas cerezas sorbidas delicadamente

de los bordes de la copa de vino.

Hermoso discurso flotando en perfume de jazmín.

Como la boca de la cantante Fan Su,

la concubina de Po Chu-i,

sus dientes como las semillas blancas del melón,

y los labios como flores de granada. 



LI PO

DÍA DE VERANO

 

Me recuesto desnudo en los verdes

bosques del verano,

demasiado perezoso como para agitar

mi abanico de plumas blancas.

Abandono mi gorra sobre un peñasco.

Desnudo mi cabeza

al viento que corre a través de los pinares.








© Édgar Trevizo, 2022

© Medusa Editores. 2022

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